Los secretos de Lady Godiva
En casi trece páginas, el escritor John Cheever, relata de forma lineal y poco atractiva en su cuento “La Cura”, la monótona y aburrida vida de un hombre al que la vida le pasa desapercibida y cuyas obsesiones son el verano, las reiteradas separaciones con su señora, ir a comer y beber al mismo restaurante todos los días, esperar despierto al hombre que lo observa a través de la ventana, leer un libro de Lin Yutang y mezclar los ladridos de un perro o los maullidos de un gato con las lágrimas de su sirvienta.
Las reflexoputas de Palahniuk, mujeres que todavía rondan mi cabeza sodomita de puto triste, no hubiesen cruzado la ciudad para otorgarle un servicio mortal al protagonista de “
Quizás este texto le hubiese venido bien a alguna de mis compañeritas que se ruborizaron con los relatos sodomitas de Palahniuk, y que mientras leían sus textos en público, pedían y se pedían perdón por decir “cochinadas”, o a la lloricona que se acercó a la teacher para recriminarle que al hijo de la directora no lo evaluaban de igual manera que a sus otros compañeros, o quizás este texto le hubiese venido bien al de la última fila que medio borracho llamó por teléfono a su compañero coliflor sólo para que le contestara su celular y así decirle un hola en medio de una borrachera de viernes por la noche.
Este reiterativo texto está relatado por un narrador omnisciente que enumera las veces que ha sido abandonado por su esposa e hijos y que ruega tener el coraje de no reincidir en su tortuoso matrimonio, intentando, infructuosamente, despejar su mente buscando mujeres.
En definitiva, el tema central de “